EDUCACIÓN FÍSICA
PROYECTO EDUCACIÓN FÍSICA PARCIAL 2
MARCOS CASTRO
1°B
05/01/2022
- Realizar 5 ejercicios individuales al aire libre, (no en casa) y tomar su respectiva fotoEste ejercicio se llama lunge: damos un paso largo con nuestra pierna derecha hacia adelante y flexionamos ambas rodillas hasta que queden en un ángulo de 90 grados (la referencia suele ser que la rodilla izquierda, la de la pierna que queda atrás, esté a punto de rozar el suelo).
salto de tijeras: Ponte de pie con las piernas juntas y los brazos a ambos lados. Dobla ligeramente las rodillas y salta al aire. Al saltar, separa las piernas para separarte del ancho de los hombros, y estira los brazos sobre la cabeza. Vuelve a la posición inicial.
https://youtube.com/shorts/i1iiLA6HH9g?feature=share rodillas al pecho: Dobla la rodilla y la cadera derechas al mismo tiempo para levantar la rodilla hacia el pecho mientras mueves el codo izquierdo hacia adelante y el codo derecho hacia atrás. Sus brazos deben estar doblados a 90º.
https://youtu.be/0Fu4MZX9m58
Abdominales: Acerca el torso a las rodillas sin levantar la espalda del suelo: la clave de unas abdominales bien realizadas es hacer presión en la musculatura del estómago, no forzar otras partes de nuestro cuerpo. Mantén los pies en el suelo en todo momento y aprieta el estómago mientras realizas el movimiento.
1. Beneficios frente a los estados de ansiedad/depresión:
Los miedos derivados de esta situación derivada de la pandemia nos lleva a un estado de ansiedad, o incluso depresivo. Dicho estado, ya de por sí afecta a nuestra profesión, con un gran número de facultativos afectados.
2. Beneficios cardiovasculares:
Sin duda esta pandemia y el confinamiento limitan nuestra capacidad de caminar o hacer ejercicio. Algunos viven en pisos en los cuales la movilidad es limitada.
Los beneficios del ejercicio moderado se han mostrado muy eficaces para mejorar la salud cardiovascular, y por ello se nos permite salir a hacer ejercicio físico en una franja horaria determinada.
3. Beneficio en la capacidad pulmonar con el ejercicio:
Refiriéndonos siempre al ejercicio moderado, que es el que recomendamos a nuestros colegas, es indudable la mejora de la capacidad aeróbica con la práctica del mismo. Es especialmente interesante la revisión sistémica que realiza Jenkins (5), en la que demuestra la eficacia (en el tratamiento de pacientes con problemas respiratorios,) de la realización de ejercicio supervisado de modo regular, frente a los que no. El número de hospitalizaciones de los segundos es mayor.
4. Beneficio para reducir y controlar el sobrepeso:
Los individuos con sobrepeso sabemos que son más proclives a tener problemas cardiovasculares. Tienen mayor propensión a formar ateromas, que pueden desembocar en isquemias agudas.
5. Beneficio en el aumento de las defensas del organismo:
Como comentamos anteriormente, Zbiden-Foncea (6) explica una acción protectora del ejercicio frente a la Covid-19, actuando como “inmuno protector”. Queda claro, e insisto, que todos estos estudios se refieren a la práctica del ejercicio moderado.
1. Individualización.
Evitar planes de trabajo estereotipados, adaptándolos a las características de cada persona (peso, edad, talla, nivel de preparación, historial médico, lesiones, posibilidad horaria…). Un gran error reside en seguir las típicas rutinas semanales que nos ofrecen las revistas especializadas ya que cada persona responde de manera diferente al entrenamiento y las adaptaciones provocadas en el organismo van a variar significativamente.
2. Control médico.
Análisis de sangre y orina, electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo, ayudan a detectar posibles patologías y a prescribir el tipo de ejercicio más recomendable para cada persona.
3. Predominio de la frecuencia de sesiones semanales
Sobre la duración de las mismas y de ésta sobre la intensidad. Como afirma Gonzalo Cuadrado, profesor del INEF de León: “es más recomendable sesiones de 10 minutos los 7 días de la semana que un día 70 minutos”. Por lo menos cada dos días tenemos que estimular físicamente a nuestro organismo. Sabemos que las adaptaciones se pierden con rapidez, el doble de tiempo que empleamos en ganarlas.
4. Variedad.
Cambiar de actividad tiene múltiples beneficios: se trabajan todas las estructuras y funciones, evitamos sobrecargas articulares propias de una modalidad deportiva (codo del tenista, hombro del nadador, tendinitis en corredor), psicológicamente es mucho más divertido, siempre tendremos recursos ante condiciones meteorológicas adversa se trata de un entrenamiento global, dejando a un lado la especificidad.
5. Trabajar todas las semanas por lo menos 3 de las 4 capacidades físicas: Fuerza, Resistencia y Flexibilidad. La velocidad pura estaría más encaminada a un rendimiento deportivo, aunque si cumplimos el principio de multilateralidad también tendría cabida. No podemos olvidar que una alta velocidad gestual o una mayor capacidad de reacción nos pueden sacar de más de un aprieto en nuestra vida cotidian.
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